
La palmera necesita un riego copioso tras la plantación o el trasplante.
Puedes utilizar compuestos o aportes de magnesio o potasio en las tierras no demasiado calcáreas. Así estarás evitando que las hojas se amarilleen. Igualmente, fertilizaciones regulares son necesarias para el crecimiento y la salud de la palmera.
NUNCA debemos cortar el tronco. Podemos, en cambio, suprimir las palmas (hojas) estropeadas o resecas. Sobre la palmera canaria, podemos incluso recortar los pecíolos para hacer un tronco más regular. Pero recuerda que estas prácticas sólo son necesarias estéticamente y que debilitan a las palmeras, haciéndolas más sensibles a las heladas.
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